lunes, 16 de marzo de 2015

James Gillray - Tales of Wonder

"y luego, ¿¿¿qué pasó???"


James Gillray fue un caricaturista y editor inglés del siglo XIX. Era principalmente conocido por sus sátiras políticas y sociales, vamos, que el buen señor no tenía problema ninguno en utilizar su arte para criticar y reírse de prácticamente cualquier cosa. Podía llegar a ser increíblemente sutil y muy mordaz.

La ilustración que me gustaría compartir hoy no podía ser otra que la que va en consonancia con esto que tanto nos gusta que es la literatura de terror. 

Dedicada a Matthew Gregory Lewis, autor del relato gótico "El monje" (si afinamos la vista vemos que ese libro rojo encima de la mesa no es otro que esta obra) y de una recopilación de baladas y poemas góticos, propios y también traducciones de obras antiguas, titulada "Tales of Wonder".

Lo que hoy se conoce como género gótico dentro de la literatura comenzó su andadura en Inglaterra a finales del siglo XVIII con la obra de Horace Walpole "El Castillo de Otranto" (1764), y este género, que se caracterizaba por sus paisajes tenebrosos, por emplazar sus hechos en arquitecturas góticas, como castillos y abadías, y por estar poblados de fantasmas y de criaturas del otro mundo, fue bastante vilipendiado por los escritores "serios" de la época a pesar de su éxito.

La literatura gótica tuvo mucho auge entre el público femenino, que devoraba estas historias. Como suele ser habitual cuando se trata de mujeres, las críticas al gótico estaban muy unidas precisamente a que eran ellas las lectoras principales, ya que en palabras de William Wordsworth, uno de los poetas románticos ingleses más importantes, son "seres tontos e impresionables" que leen obras que no van a dejar ningún rastro ni impronta en la historia de la literatura, "como burbujas brillantes que lucen por un día, hasta que se inflan lo suficiente, explotan y se olvidan".

De ahí que la caricatura de Gillray muestre precisamente a tres mujeres completamente embebidas en uno de estos "Tales of Wonder" de M.G. Lewis, leído en voz alta por una cuarta, a la luz de las velas para crear una atmósfera apropiada al contenido del libro.

Debo decir que, a pesar de la mofa implícita a la mujeres, me encanta la ilustración satírica de Gillray, y también da gusto pensar en lo equivocado que estaba William Wordsworth, y en como la literatura gótica ha permanecido en el tiempo, ha evolucionado y ha incluso traspasado los libros para afectar a otros géneros como el cine.