miércoles, 26 de febrero de 2014

Penny Dreadful

Este mayo, la cadena estadounidense Showtime, va a estrenar una nueva serie, "Penny Dreadful", con Eva Green, Timothy Dalton (sí, el que fuera 007), y Josh Hartnett.
Como decía en la introducción de este blog, yo lo paso especialmente mal viendo películas de terror, y puedo aplicar el mismo sentimiento a las series, por lo que cuando ví el trailer, a pesar de tener un aspecto estupendo, reconozco que me dije a mí misma "esto no sé yo si va a ser para tí". Juzgad.

  A mí me da miedito....

Bueno, la cuestión es que esto me ha dado la excusa perfecta para hablar de los "penny dreadfuls", a los que hace referencia el título de la serie. También llamados "penny blood" o "penny awful", eran básicamente historias de terror (escabrosas y sensacionalistas) que se vendían en la Inglaterra de mediados del siglo XIX, impresas en papel barato tipo pulp. Eran seriales, dividían el relato en partes y vendían una cada semana, costando cada parte un penique (el penny en cuestión). Después, los géneros se terminaron diluyendo y pasó a llamarse penny dreadful toda la literatura barata, impresa y vendida de esta manera. Sin embargo, su origen fue el terror y el mal rollo (dreadful significa espantoso, terrible), y gracias a ser tan accesibles contribuyeron a que hubiera menos personas analfabetas, especialmente jóvenes que eran los principales consumidores de esta literatura, aparte de ser una forma de evasión estupenda.

En esta sociedad victoriana donde la moral y la rectitud estaban muy marcadas para los ciudadanos ingleses, estas historias satisfacían el morbo y la necesidad de escapismo y aventura de una clase trabajadora un tanto asfixiada. Por supuesto, había multitud de críticas, sobre como estas historias estaban haciendo que las personas "pobres y desantendidas" (la juventud especialmente por supuesto) estaban siendo conducidas a un camino de crimen, asesinato, desenfreno y libertinaje. Siempre hay alguien que quiere fastidiar la diversión... sin mucho éxito debo de decir, porque tal era la afición a estas narraciones, que los jóvenes que no podían permitirse ni siquiera un penique a la semana, creaban clubs entre ellos, para comprarlos y luego compartirlos pasandóselos los unos a los otros.

Aunque los escritores de estas historias eran habitualmente de poca monta y mal pagados, lo cierto es que incluso autores reconocidos como Charles Dickens, Bram Stoker o Wilkie Collins, se beneficiaron del impacto de estas publicaciones, ya que ellos también publicaban sus novelas por entregas, y de una forma o otra también influenció su propia obra. G.K Chesterton incluso escribió un ensayo cantando sus virtudes, A Defense of Penny Dreadfuls.

 
El personaje popularizado por el musical y más tarde por la película de Tim Burton, Sweeney Todd, el barbero diabólico de Fleet Street, apareció por primera vez en una de estas publicaciones, en "The String of Pearls: a Romance".

Otros penny dreadful conocidos son "Varney the Vampyre" o "Mysteries of London".



    Sweeney Todd le canta una oda a su cuchilla de afeitar




El escribir sobre todo esto me ha llevado a pensar en la arrogancia y el esnobismo que tienden a existir en el mundo literario, bueno, cultural en general. Yo siempre he defendido que es importante que la gente lea, el qué, pues mira, me da igual, porque sobre gustos no hay nada escrito. Quiero decir, que ponernos quisquillosos y que nos entren aires de grandeza porque nosotros leemos a Lovecraft y otros leen Crepúsculo es algo que no entiendo. Verdad como un templo que no se puede meter a la saga Crepúsculo dentro del género de terror por mucho que esté poblado de vampiros reflectantes, (yo me he leído los cuatro libros y me parecen un horror, cierto, pero por ejemplo, con los de Sookie, en los que está basada la serie de True Blood, me lo paso la mar de bien), pero a lo mejor son libros que han hecho leer a personas que hacía mucho que no lo hacían. Y eso es loable, porque por algo se empieza, y aunque habrá muchas personas que no vayan más allá, habrá otros, adolescentes seguramente, a los que les haya picado el gusanillo de la lectura, y que quieran leer sobre vampiros de verdad, ejem.
Exactamente como los penny dreadfuls.

jueves, 20 de febrero de 2014

La invasión de las ratas - James Herbert

Ratas. Ratas muy grandes. Ratas negras con una inteligencia y un tamaño fuera de lo común que se alimentan de sangre y carne humanas.
Esa es básicamente la premisa de la primera novela del londinense James Herbert. La escribió en 1974 y tan sólo 3 semanas después de su publicación ya había cosechado un gran éxito vendiendo más de 100.00 copias. Nada mal para iniciarse en la industria.

La trama se desarrolla en Londres, principalmente en el East End, una de las zonas más deprimidas de la ciudad en aquellos años 70, de donde el propio Herbert era originario. La ciudad se convierte en protagonista y el hecho de leerlo 40 años después de su publicación, tiene el placer añadido de poder atisbar como era Londres en aquellos años, cuando todavía existían zonas en las que los restos de edificios destruidos por las bombas de la Segunda Guerra Mundial seguían allí porque nadie se había molestado en limpiarlos o en reconstruir los edificios. También hay un guiño que a mí particularmente me gustó mucho, a uno de los habitantes más infames del este londinense, más bien a una de sus víctimas...

Portada setentera de la Editorial Planeta
La cosa empieza cuando unas ratas gigantes empiezan a comerse a la gente, así, de repente, primero un vagabundo, luego un bebé. Poco después, una mordedura a uno de los alumnos del principal protagonista, Harris, un profesor de un colegio del East End, demuestra que, incluso si sólo te muerden, te infectan de tal manera que estás muerto en menos de 24 horas. El pánico empieza a extenderse porque la balanza natural entre los hombres y las ratas, en la que éstas no atacan a los humanos, se ha inclinado peligrosamente hacia el lado que no debe. Y esto, por supuesto, da muy mal rollo.

Se nos van presentando personajes, que al principio de la novela no sabemos si van a ser protagonistas o víctimas de los roedores; ese es un recurso muy utilizado en la novela, pequeños retazos de la vida de personas que luego terminan siendo devoradas. Es algo tremendamente efectivo y un gran acierto por parte de Herbert, ya que cuando se trata de plagas, las víctimas y lo terrorífico de la situación pueden diluirse en el caos y la masa, pero de esta forma, aunque sea por un muy breve espacio de tiempo te conectas a las vidas de estas personas, por lo que luego, su fatal desenlace provoca reacciones y emociones mucho más intensas.

Como suele ser habitual con Herbert, es una novela muy gráfica, no escatima en detalles sangrientos por lo que estáis avisados, si os da un poquito de cosa lo del gore, a lo mejor no es vuestra mejor elección. Pero la verdad es que nada es gratuito, ya que, si la trama de tu novela en la invasión de unas ratas mutantes sedientas de sangre, está claro que una parte importante de ella va a ser mostrarlas metidas en faena y eso no puede hacerse de una manera delicada.

Es un libro corto, poco más de 200 páginas en edición de bolsillo, lo cual hace que puedas tener el placer de leértelo de seguido en un día o como mucho en un fin de semana, por lo que la inmersión es total y todo da mucho más miedo que al fin y al cabo es de lo que va el asunto. Altamente recomendable.


He estado mirando de arriba abajo en la web y según parece es una novela que está descatalogada en castellano, lo cual da mucha rabia, así que supongo que la mejor opción para encontrarla es rebuscar en librerías que vendan libros usados, en mercadillos, ferias y demás. Si estáis animosos y os la queréis leer en inglés, os dejo el link de Amazon.

The Rats - James Herbert

lunes, 10 de febrero de 2014

Cubiertas

La semana pasada hablaba de como una buena cubierta hizo que descubriera una novela y por lo tanto a una escritora estupenda, y después me quedé un rato pensando sobre ello. Ahora que los libros eléctronicos pegan con fuerza (yo los respeto, pero no los comparto) las editoriales se esfuerzan por presentarnos sugerentes ediciones de los libros para conseguir eso de que compremos con la vista.

Así que me he decidido a enseñaros algunas de las cubiertas que a mí personalmente más me gustan y algunas que he descubierto hace poco.

Hay que empezar sí o sí con la editorial Valdemar, una de las mejores editoriales de libros de terror, que tienen un cariño por el género fuera de dudas. Tanto en su colección de tapa dura, Gótica, como en su colección de bolsillo, El club Diógenes, despliegan un buen gusto y un saber hacer que hacen que la lectura de sus libros se convierta en algo especial.


Una de mis metas personales es conseguir tener todos los libros de la colección Gótica en mi estantería. De momento van 19 y ¡subiendo!

Los libros de relatos de Edgar Allan Poe siempre terminan con ediciones de lo más interesantes, y además son tan populares que se editan y reeditan y cada cierto tiempo puedes ver alguna novedad en las librerías. Algunas son unas auténticas joyas.


Si Edgar Allan Poe copa las cubiertas bonitas, Dracula de Bram Stoker no le va a la zaga...



En un ámbito más personal, yo tengo que incluir las cubiertas de los libros de Clive Barker.


 Vale que no son lo que se dice especialmente bonitas, pero al igual que el contenido de las novelas o relatos, tan explícitos, grotescos, desagradables, terroríficos y fascinantes, las cubiertas de la obra del escritor inglés nos ofrecen un atisbo de lo que nos espera, y nos advierte que su lectura nos va a llevar un poco más allá de lo que nos esperábamos.




Y para terminar...

me encanta esta edición americana de "El misterio de Salem´s Lot"
luces y sombras para unos buenos cuentos góticos
Y un poquito de Lovecraft nunca viene mal




Alas Tenebrosas. 21 nuevos cuentos de terror lovecraftiano - VVAA
Melmoth el errabundo - Charles Robert Maturin 
Narrativa Completa, Vol. I - H.P. Lovecraft 
Trece para el diablo - VVAA 

Edgar Allan Poe:
Cuentos de muerte y demencia 
Cuentos 
Cuentos de imaginación y misterio 
Cuentos macabros 
El gato negro y otros relatos de terror 
The fall of the House of Usher and other stories 
Tales of mystery and madness 

Drácula de Bram Stoker
Drácula (Ediciones Anaya) 
Drácula (Ediciones DeBolsillo) 
Drácula (Ediciones Cátedra) 
Drácula (Encuadernación en cuero) 

Clive Barker
Hellraiser 
Cabal, Razas de Noche 
Libros de Sangre, vol. 1 

Salem´s Lot - Stephen King 
Cuentos góticos - Elizabeth Gaskell 
Hongos de Yuggoth - H.P. Lovecraft 

lunes, 3 de febrero de 2014

Siempre hemos vivido en el castillo - Shirley Jackson

Hay un dicho que dice eso de "No hay que juzgar a un libro por su portada". Ya sé que es un dicho con un significado más profundo de que lo que dice a simple vista, la belleza está en el interior y todo eso, pero debo de decir que lo de comprar un libro simplemente porque su portada me llamaba muchísimo la atención no es algo nuevo para mí. Meteduras de pata aparte, a veces se descubren tesoros ocultos con esta técnica, y definitivamente, "Siempre hemos vivido en el castillo" de Shirley Jackson, fue uno de estos casos.


Shirley Jackson nació en San Francisco a principios del siglo XX, escribió principalmente novelas y relatos de terror, e influenció a escritores como Stephen King o Richard Matheson. Mujer, escritora de terror del siglo pasado y yo no sabía de su existencia hasta que descubrí este libro (avergonzada, muy avergonzada). Y muy agradecida de que una acertada elección editorial sobre la ilustración de la portada me descubriera a esta mujer y a su novela.

La novela está contada en primera persona por su principal protagonista, Mary Katherine "Merricat" Blackwood, y desde el primer párrafo (uno de los mejores primeros párrafos que he leído), ya sabemos entre otras cosas que tiene 18 años, que vive con su hermana Constance, que le gusta la mortal seta Amanita Phaloides y que el resto de su familia está muerta. Poco a poco vamos conociendo más detalles de la vida de Merricat, que sólo ella sale de la casa para ir al pueblo a por provisiones, que la gente del pueblo no le tienen mucho cariño, que ella les odia y les desea la muerte y que los más atrevidos se burlan de ella y le cantan una curiosa canción sobre arsénico en tazas de te... Y la sensación de incomodidad va creciendo, se va estableciendo una atmósfera gótica y desasosegante a medida que se nos presentan más preguntas y nos vamos imaginando las respuestas.

No se puede hablar demasiado de esta novela sin destriparla ya que es cortita y se mete en faena prácticamente desde el principio, pero espero que como a mí, la portada y el título de la misma os sugieran todo lo siniestro, malvado y a la vez fascinante que contiene porque su lectura es una de la que realmente no os vais a arrepentir.

Siempre hemos vivido en el castillo - Shirley Jackson
Editorial: Minúscula
224 páginas
Idioma: Español
ISBN: 9788495587893