Shirley Jackson nació en San Francisco a principios del siglo XX, escribió principalmente novelas y relatos de terror, e influenció a escritores como Stephen King o Richard Matheson. Mujer, escritora de terror del siglo pasado y yo no sabía de su existencia hasta que descubrí este libro (avergonzada, muy avergonzada). Y muy agradecida de que una acertada elección editorial sobre la ilustración de la portada me descubriera a esta mujer y a su novela.
La novela está contada en primera persona por su principal protagonista, Mary Katherine "Merricat" Blackwood, y desde el primer párrafo (uno de los mejores primeros párrafos que he leído), ya sabemos entre otras cosas que tiene 18 años, que vive con su hermana Constance, que le gusta la mortal seta Amanita Phaloides y que el resto de su familia está muerta. Poco a poco vamos conociendo más detalles de la vida de Merricat, que sólo ella sale de la casa para ir al pueblo a por provisiones, que la gente del pueblo no le tienen mucho cariño, que ella les odia y les desea la muerte y que los más atrevidos se burlan de ella y le cantan una curiosa canción sobre arsénico en tazas de te... Y la sensación de incomodidad va creciendo, se va estableciendo una atmósfera gótica y desasosegante a medida que se nos presentan más preguntas y nos vamos imaginando las respuestas.
No se puede hablar demasiado de esta novela sin destriparla ya que es cortita y se mete en faena prácticamente desde el principio, pero espero que como a mí, la portada y el título de la misma os sugieran todo lo siniestro, malvado y a la vez fascinante que contiene porque su lectura es una de la que realmente no os vais a arrepentir.
Siempre hemos vivido en el castillo - Shirley Jackson
Editorial: Minúscula
224 páginas
Idioma: Español
ISBN: 9788495587893
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